DÍAS QUE NO SE OLVIDAN
El desborde del río Huaycoloro dejó sin agua a 26 distritos de Lima

Los televisores no se prendían. Las regaderas estaban secas. El caño ya no goteaba. María se levanta a las seis de la mañana, se cambia y sale de su casa. Se coloca en la fila junto a sus vecinos del barrio de José Salas en el distrito de Magdalena del Mar. Llega el turno de María, ella recibe de las santas cisternas el agua que ya no había, producto de los huaicos que azotaron a Lima ese quince de abril. El alcalde Francis Alison comunicó por medio de un aviso, vía digital, los tres puntos donde se brindaría el líquido elemento: la plaza de armas Túpac Amaru, la Huaca Huantille y el parque Mama Runter. Las cisternas solo atenderían hasta las siete de la noche. Familias enteras esperaban su turno con baldes, jarras, hasta ollas. La incertidumbre se manifestaba en el ambiente, el Niño Costero había llegado con más furia desde la última vez en 1996. En el mercado San Fernando los alimentos mantenían sus precios. La escasez de agua generó la venta masiva de comida enlatada y botellas de agua. Las autoridades del distrito de Magdalena llamaron a la calma.