EL CORAZÓN DE YUNGAY EN SAN JUAN DE LURIGANCHO
Sobrevivientes del terremoto de 1970 viven en la urbanización San Silvestre y construyeron réplica de su plaza que fue sepultada.
Se respira Huaraz desde Lima. Alrededor de 40 familias de la urbanización San Silvestre en San Juan de Lurigancho, son sobrevivientes del violento terremoto que sepultó Yungay en 1970. En medio de la vorágine de réplicas y sacudidas terrestres, los yungaínos fueron cobijados en este barrio limeño durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado. Los damnificados, años después, construirían una réplica exacta de la hoy enterrada plaza Yungay en el distrito más poblado del Perú, incluida las 32 palmeras que están salpicadas en la rotonda en memoria a los 70 mil fallecidos de la ciudad ancashina.

Las 32 palmeras forman parte de la réplica de la Plaza de Armas de Yungay en la urbanización San Silvestre.
CON LOS MISMOS RECUERDOS
En 1978, colocan las primeras vigorosas palmeras, y dos años después, los vecinos supervivientes se agrupan y logran formar la Asociación de Yungaínos Residentes en Lima, que impulsó a través de gestiones administrativas, la construcción de la réplica de la Plaza de Armas de Yungay con las mismas medidas y los mismos recuerdos.
En esta localidad de San Juan de Lurigancho donde se respira eucalipto, la réplica contiene una pileta en el centro, y en la cúspide, el ángel bañado con material de mármol observa las elevadas y arrogantes 32 palmeras que esconden el sol con sus ensortijadas copas.
La Asociación de Yungaínos Residentes en Lima optó por construir la réplica con las mismas medidas de la plaza original.
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LA URBANIZACIÓN ELEGIDA
En Yungay, no se salvó ninguna persona que estuvo en el centro de la ciudad. Todos fueron devorados por la avalancha mortal producto del desprendimiento de un enorme bloque de hielo del nevado Huascarán debido a un fuerte movimiento sísmico en el valle de sauces y eucaliptos.

“Todos los años que hemos vivido acá, los yungaínos nunca hemos olvidado la tragedia ocurrido en Yungay, todos los años recordamos a nuestros muertos”, expresa Hernán Arias quien a la hora de terremoto (3:25 de la tarde), estaba trabajando como profesor en la provincia de Civas.
Actualmente, Hernán es presidente de la Asociación de yungaínos en San Silvestre y vive para contarlo.
Según Arias, esta urbanización, fue elegida para que vivan todos los damnificados. En principio, lograron inscribirse 200 personas de las cuales quedaron solo 40 familias que adelantaron la construcción de sus precarias casas.
La plaza, que recuerda a los muertos, cada 31 de mayo recibe a los sobrevivientes de la vieja Yungay, al alcalde del San Juan de Lurigancho y al público en general para conmemorar la tarde que la tierra rugió vorazmente en el callejón de Huaylas y los días de luto que vivió el Perú.
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