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EL DERROCHE DE AGUA EN LAVADEROS ILEGALES

Se han convertido en una alternativa de negocio a costa del uso indiscriminado del líquido elemento

Los lavaderos clandestinos carecen de regulación y control por parte de la Municipalidad de Comas

Lima es la segunda capital en el mundo asentada en un desierto y 1.5 millones de sus habitantes no cuentan con acceso al agua potable ni alcantarillado. Sin embargo, esta realidad es ajena a los lavaderos ilegales de vehículos que se han convertido en un negocio prolífico en el distrito de Comas.


Los propietarios cobran entre 7 y 10 soles por un lavado de auto simple y atienden a un promedio de 15 clientes diariamente. El agua, la materia prima de su trabajo, les cuesta menos de 200 soles al mes debido a las conexiones clandestinas.

La informalidad de su negocio les libra de pagar impuestos y reciben un ingreso promedio de 3500 soles al mes.


Los lavaderos no cuentan con permiso de funcionamiento y el derroche de agua no es el único problema. Los establecimientos invaden la vía pública y atentan contra la salud de los vecinos con la gasolina, grasa, y otros insumos que usan.


“Dejan toda la calle mojada, en verano esto es insoportable porque nos llenamos de mosquitos. No tengo problema con que hagan esto en sus cocheras pero estas personas ya traspasan la vereda y la pista, yo tengo mi propio carro y varias veces he tenido que pelearme con ellos para poder pasar”, declaró Carlos Mendoza Torres, vecino de la Urbanización Virgen de Fátima en Comas.


DELITO PENADO POR LA LEY

El robo de agua es calificado como “delito penal” y puede castigarse con pena privativa de libertad no menor de 4 ni mayor de 8 años.


“Está prohibido conectarse clandestinamente a las redes de servicio, vender agua sin la autorización de la empresa, manipular las redes exteriores, rehabilitar el servicio cerrado por la empresa y alterar los medidores”, indica una resolución oficial de la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (SUNASS).


Sedapal detectó 311 conexiones clandestinas durante el mes de enero pero hasta ahora solo hay 22 personas sentenciadas por el Poder Judicial de las cuales solo dos cumplirán prisión efectiva. Las reparaciones civiles oscilan entre S/.700 y S/.1,500, estas cifras contrastan con el ingreso promedio de 4500 soles al mes que reciben estos negocios.


FALTA DE CONTROL

Los establecimientos dedicados al lavado de automóviles no cuentan con permisos ya que no cumplen con las exigencias básicas que eviten la pérdida constante de agua potable. El agua que utilizan no les cuesta mucho por su origen ilícito, por ello no son cuidadosos en su uso.


“Hemos presentado reclamos a la municipalidad pero es inútil. No existe una ley o reglamento que trate exclusivamente este problema de los lavaderos. Vienen, los clausuran e igual vuelven a abrir”, manifestó Susana Neyra Chávez, habitante de la Urbanización Virgen de Fátima en Comas.


Los lavaderos ilegales no son solo un problema de obstrucción del espacio público o derroche de agua, también es un problema social, porque cientos de familias dependen de esa renta.


“Lo único que quiero es trabajar, tengo una familia que mantener y no le hago mal a nadie. ¿Acaso quieren que salga a robar? He buscado trabajo por todos lados y la situación está difícil, esto es lo único que me queda”, afirma Gerardo Pinto Huaranga, dueño de un lavadero ilegal.



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