ALEJANDRO GUERRERO: El periodismo al servicio de la población
Periodista y ahora decano de una reconocida universidad, nos habla acerca de tan valiosa profesión: el periodismo al servicio de todas y todos.

La acogedora oficina de la universidad en la que ahora es decano, nos recibe, ahí donde se atestigua su presente; las fotografías de su vida profesional saltan a relucir en las cuatro paredes; una tabla de ajedrez en la mesa de centro tiene las piezas de vidrio, piezas transparentes, transparentes como debe ser la noticia misma, mas no siempre la vida personal.
El periodismo para Alejandro Guerrero es una profesión hermosa y fascinante, que demandó mucho de su tiempo durante el ejercicio de la carrera. Su interés fue siempre informar a la audiencia, crear opinión mediante la búsqueda de esa noticia que a todos nos importa saber y que, según él, debe estar al servicio de la población.
Guerrero afirma que nunca cesó su curiosidad por saber más, ni tampoco su fastidio hacia aquellos que creen que el entrar a esta profesión es símbolo de buenas ganancias, pues es justamente ahí donde se gana de manera decorosa y en donde el ascenso y el reconocimiento es muy lento, en ocasiones tanto que te absorbe la vida y te quita parte de tu tiempo libre.
Aun a su edad siente ese inagotable deseo por entender su carrera, por entender a Ryszard Kapuściński, quien dice que esta es una profesión que sólo la deben escoger personas buenas, pero Guerrero alega que en medio de todas las tentaciones, las muchas presiones y el estrés agobiante, son pocos los que se dedican al periodismo de manera correcta, con la formación, preparación y pasión correcta.
Ahora que enseña a nuevas generaciones de futuros periodistas, a jóvenes entusiastas, es el primero en decirles que no por ser él periodista quiere que los demás también lo sean, al contrario, trata de que ellos mismos se definan por qué y para qué quieren serlo, les enseña de su propia experiencia que es sumamente exigente y conflictiva.
¿Dónde estudió?
Cuenta que es graduado de la Universidad Nacional Federico Villarreal, estudió Filosofía-psicología en el local central de la avenida Colmena. Recuerda con mucha añoranza el patio central, con las mesas de ping pong, los buenos profesores y su dedicación y el buen ambiente que forjaban los alumnos pese al problema, que cree que aún persiste, y no se equivoca, de la falta de recursos y herramientas. Sin embargo, según cuenta, esto se compensaba con las lecturas y el aprendizaje que los estudiantes buscaban. Para él fue: “la universidad los mejores años de su vida”.
Afirma que se enfada cuando ve a un periodista que no se sabe ubicar en el mapamundi y que mucho menos lo conoce al dedillo, o cuando ve que jóvenes universitarios apenas leen uno o dos libros por ciclo, cuando lo ideal es que sean cuatro o cinco y si es posible más. Nunca se paró frente a un micrófono ni se sentó frente a una computadora o a una hoja de papel y un lápiz sin antes no haber leído o investigado el tema, afirma. Se siente un guardián del lenguaje, se obliga a redactar bien, a hablar bien y a expresarse bien, mediante el buen manejo del idioma.
¿Qué se le añade a la vocación de servicio del periodista?
Para este periodista los jóvenes egresados de esta profesión no deberían trabajar sin un previo entrenamiento. Él está convencido de que el medio de comunicación que contrate a un joven debe prepararlo seis meses antes de ponerlo a escribir o a hablar, pues debe aprender este oficio en la calle, en la oficina y por medio de un buen libro de estilo. Se lamenta y dice que muchas veces no hay tiempo, no hay docencia, no hay esa preocupación en los medios y los jóvenes salen a hacer su trabajo dando una mala impresión. Sin embargo, hay aquellos que se preparan muy bien de forma autónoma y logran hacerlo excelente.
Finalmente, le agradecemos su tiempo y el espacio, mira directamente a los ojos y la mano derecha da vueltas sobre su eje, a la vez que dice que el único mensaje que tiene para los jóvenes es que: “lean, lean, lean y lean”.