POR LA COPA INTERCOMITÉS
Todos los años se realiza a mediados del mes de octubre el campeonato de comités distritales de Año Nuevo en Comas, convocando a más de 105 comités a participar en el torneo.

La cancha deportiva “Toro Lira” ubicada en Año Nuevo en Comas donde se llevará acabo el Campeonato Intercomités
“¿Hace Cuánto que no nos reunimos?” me dice Andrés, un amigo del barrio, mientras tomamos un vaso con gaseosa en la bodega de la esquina. “Cree que va más de dos años”, le digo sin mirar esa esquina que ha cambiado tanto, ya no es esa esquina apedreada en la cual jugábamos de niños, que levantábamos el polvo de tanta pasión futbolera, como si en esos partidos nos jugábamos el final del mundial.
Andrés toma un poco de gaseosa y me mira con nostalgia. “Muchos del barrio ya no juegan, algunos trabajan, otros estudian, pero hay otros que aún tienen el pie en el balón”, me dice mientras me extiende un folleto:
“Final de infarto- el comité 10 vs el comité 20 para la copa Intercomités de Año Nuevo en Comas”
“Estamos en la final ‘Chato’”, me dice sonriendo, “este año nos llevamos la copa”.
Recuerdo que el polvo de la esquina se levantaba cuando éramos niños y nos tapaba los ojos y cuando se difuminaba veíamos de lejos al Toro Lira una cancha de futbol sin césped pero con grandes arcos, sin grandes palcos, pero con una hinchada que puede llenar todo el Estadio Nacional.

En aquellas épocas Andrés me decía: “Algún día nosotros traeremos la copa del barrio”. Han pasado 15 años sin ganar la copa Intercomités. Ahora tenemos la oportunidad de traer la copa.
Andrés ha dejado su cabello largo por un corte más pequeño, el polo de su hermano mayor, que le quedaba grande, por un polo de la selección del comité 10, ya no usa esas zapatillas rotas que le ponía cartón en forma de plantillas, ahora es el arquero que defenderá al barrio en la final.
A pesar que el barrio aún no ha jugado el final de Intercomités, han contratado una orquesta para que toque toda la noche, gane o no gane el comité.
“Este domingo espero verte Chato, pero esta vez con un par de chelas”, me dice Andrés, mientras yo termino de tomar mi vaso con gaseosa. “Por supuesto, ese día estaré alistando al equipo”.
Me despido sin antes pasear por la esquina ahora asfaltada, darme una vuelta por el Toro Lira que aún sigue sin césped, pero que aún siento el fervor de todo un barrio alentando a todo pulmón.