LA CULTURA DE LA ‘PRENSA CHICHA’
Se originó en los años 90 y significó el episodio más oscuro del periodismo peruano
La prensa popular en el Perú fue posible luego de la histórica migración andina que cambió el rostro de Lima. La prensa diaria que agotaba ya públicos antiguos, encontró en las nuevas masas un gran mercado de lectores que preferían nuevas formas de expresión y modelos de identificación, cercanía y representación. Así nació la nueva prensa popular limeña con predominancia del uso de la jerga o replana nacida del encuentro lingüístico criollo y andino. Algunas características de ese cuadro se repetirían muchos años después con la aparición de la prensa popular llamada “chicha”, en medio de un movimiento cultural que alcanzó proporciones de verdadera alternativa cultural.

La prensa chicha es la versión peruana de la ya vieja “prensa amarilla” sensacionalista y vulgar. Reivindica el imperio de las pasiones, el chisme, las jergas, los refranes, el cuerpo como un espacio de poder, una cultura plebeya donde lo oral y lo visual son más importantes que los razonamientos escritos. Se presenta a la “cultura chicha” en el Perú como una composición de cultura popular y cultura de masas. También traería efectos culturales negativos como la reproducción de la lógica racista y la discriminación de género.
CÓMO IDENTIFICAR UN DIARIO CHICHA
El nombre: En su mayoría no guardan relación con ningún aspecto comunicativo o periodístico. Se enfoca en lo llamativo popular, por ende utilizan palabras jergas como “Trome”, diario más vendido del Perú en la actualidad, “La cuchi”, “El chino”, “Ajá”, El tío”, “La yuca”, “El men”, entre otros.


Primera página: Letras más grandes que los demás diarios para los titulares y con colores fuertes como amarillo, azul, rojo con matices llamativos. Recurso utilizado para llamar la atención del lector enfrentando la pobreza de su contenido.

Vedetismo: Uso de fotografías de vedetes conocidas en el mundo farandulero, donde también se le dedica gran espacio a su vida privada. Exhibición de mujeres semidesnudas en secciones como “La malcriada de Trome”.

Uso de replana: Lenguaje coloquial, nivel que corresponda al entendimiento y atención de su público objetivo. Dicen ellos que de esa manera llegan a los sectores más bajos de la población y que las noticias son trabajadas de diferente manera, con el único propósito de que la población encuentre deleite con la lectura.

Bajo precio: Para estar al alcance de los sectores populares, los diarios chicha se pagan a cincuenta centavos el ejemplar. Aunque en este punto, a falta de publicidad masiva, y siendo ese un recurso de subsistencia, empoderan las publicidades de servicio sexual.


LA FUJIPRENSA, TÁCTICA POLÍTICA

En su gobierno, Alberto Fujimori compró algunos diarios sensacionalistas para difamar, atacar e insultar a miembros de la oposición o incluso a periodistas incómodos para un régimen que buscaba un total control de la información. Años después, la Procuraduría Anticorrupción señaló en un informe de 2014 que se habían gastado 122 millones de soles para "comprar" estos diarios y así comenzar una estrategia para las elecciones de 2000.
"El ingeniero Fujimori era consciente de que la prensa escrita, particularmente aquellos diarios que por su bajo precio llegaban a la opinión pública en forma masiva, producía el efecto de orientar la corriente de opinión", precisó Vladimiro Montesinos en una de sus declaraciones.
A finales de los años 90, Alberto Andrade era alcalde de Lima y gozaba de muy buena popularidad por su carisma y numerosas mejoras del Centro Histórico de Lima. Eso lo hizo crecer en la intención de voto y Fujimori lo tenía como principal amenaza. Por esa razón Andrade fue el principal objetivo de esta prensa que se había vendido al régimen y cuyos titulares eran prácticamente dictados desde Palacio de Gobierno o desde el sótano del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) con Montesinos a la cabeza.

El Mañanero, La Chuchi, Diario Más, El Chato, Conclusión, El Tío y La Yuca fueron comprados y se crearon nuevos como "Repúdica" y "Repudio", propuestos a atacar al diario La República. "Se pagaba entre 2.000 y 3.000 dólares diarios por cada titular de portada de cada periódico. Fueron entre 900.000 dólares y un millón de soles mensuales lo que se desembolsó en algunos casos", según la procuradora Rocío Armas.
Estos diarios atacaban e insultaban a Andrade con términos como "chancho" o gordo. También comenzaron a enfocarse en Toledo, un candidato que comenzó a subir en las encuestas y que se convirtió en la principal figura de la oposición.
En contra de periodistas. El diario El Chino, publicó en marzo de 1998 un suplemento que tituló "Los Rabiosos de la prensa antiperuana, Rospigliosi, Arrieta y Páez" en el que acusaban a estos periodistas de ser espías de países vecinos a los que vendían secretos militares y hasta de ser cómplices del terrorismo y estar detrás de un intento de golpe militar, tal y como lo recuerda el diario La República, cuyo director Gustavo Mohme también fue constantemente atacado y acosado. También fueron blanco César Hildebrandt, Cecilia Valenzuela y Luis Iberico.
Parece ser que a veces quisiéramos regresar a los 90’, no porque extrañamos esa oscura época, sino porque fue el perfecto período en que los diarios sensacionalistas se acomodaron perfectamente como piezas de ajedrez. Hoy, esas fichas lúdicas parecen haber vuelto a los esquinados kioskos que cada día más sirven como vitrina de esos tabloides hedonistas y coloridos que en vez de informar, deforman aquello que llamamos noticia.